martes, 13 de septiembre de 2011

Tierra

Te pregunto por qué te estás yendo

y me respondés que no,

que vos no te vas a ningún lado.


Las puntas de mis dedos

buscan con urgencia las tuyas,

no las encuentran.

No entiendo nada

y mis gritos

no te alcanzan.

Te pregunto de nuevo

casi en un susurro

por qué te estás yendo,

pero creo que no me oís,

que estás muy lejos

y me duelen las palabras

que no digo.

Te veo desplomada

llorando

y acompaño el llanto

furioso

y comprendo

y te pregunto

por qué me estoy yendo.

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